Sistema de Salud de Chile hoy. Un sistema en transformación. Comentado por Francesc Moreu
Francesc Moreu
Escribo este comentario a la excelente aportación del Dr. Quesada sobre la situación del sector Salud en Chile el domingo 7 de mayo (https://isg.org.ar/sistema-de-salud-de-chile-hoy/), fecha en que en ese país hay hoy elecciones para elegir a los nuevos constituyentes que deben redactar una nueva Constitución tras el rechazo de los chilenos en septiembre pasado a la que se les propuso en aquel entonces.
Por supuesto que Chile al igual que España precisa de una nueva Constitución que mire hacia el futuro ya que tanto una como otra fueron útiles para salir de la dictadura pero al sustentarse en ambos casos en unas bases democráticas de mínimos precisan ahora de una reformulación más acorde a la madurez democrática de ambos países y a los nuevos valores sociales imperantes que deben ser incorporadas a sus cartas magnas.
Es cierto, en el caso chileno, que determinados avances en el ámbito de la Salud precisan de este nuevo paraguas constitucional pero también lo es que son muchas las cosas que pueden hacerse hoy con la actualmente vigente como comenta acertadamente el Dr. Quesada en su artículo.
Repasemos primero aquellas que precisan del citado paraguas constitucional a fin y efecto que la Salud sea de verdad un derecho constitucional, un derecho de ciudadanía, como una pieza básica de un contrato social que otorgue carta de naturaleza a un modelo de Sociedad de Bienestar que acabe con la inequidad incorporando en términos similares en dicho contrato social a La Salud, la cobertura a la dependencia, la educación y las pensiones entre otras prestaciones.
Ello implica en el ámbito de la Salud un aseguramiento publico universal financiado, no por las cuotas de los trabajadores, sino por los impuestos lo que implica una profunda reforma fiscal solo posible con un pacto de Estado en base a este nuevo contrato social
Esto supone resituar, que no liquidar, el rol de las ISAPRES en una nueva formulación, convirtiéndolas en aseguradoras complementarias acabando con la subvención pública actual a unas empresas privadas.
Desde lo operativo ello implica revertir la descapitalización del sector público para que pueda atender acorde a sus promesas de valor (riesgos corrientes y catastróficos) a toda la población, incluido el 15% de chilenos que optan hoy por las ISAPRES muchos de ellos para evitar el mal funcionamiento del sector público y así reducir los tiempos de espera, tener la posibilidad de la elección de médico y disponer de mayor calidad hotelera
Para que esto pueda ser así y con independencia del importante esfuerzo inversor en infraestructuras y renovación e incorporación de nueva tecnología en el ámbito público es preciso separar la función reguladora de la aseguradora y de la provisión colocando esta, manteniendo la titularidad pública, bajo el derecho privado para así poder gestionar de manera eficaz y eficiente, cosa imposible hoy bajo el derecho público que permite administrar pero no gestionar lo que impide desde el punto de vista de la provisión algo que sería extremadamente útil para la mejora de la eficiencia y la rentabilidad social como sería el networking público/privado
Hay que revertir también la relación oferta y demanda de profesionales creando 15000 (12000 de ellos médicos de familia) nuevos médicos para pasar de un médico cada 580 habitantes a uno cada 350 como le corresponde por la demanda explícita y la necesidad implícita de su población con dedicaciones plenas (que no exclusivas) de estos profesionales en su relación con el sector publico apoyados en su trabajo por una dotación de enfermería que debería doblar su número y ver reconocido su importante rol dentro de los equipos asistenciales tanto socialmente como profesionalmente y económicamente.
Centrar el modelo de Salud en una APS digna de tal nombre y crear redes de verdad separando a los municipios de la gestión de la APS y colocándolas en la gobernanza como fiduciarios de los verdaderos propietarios que son los ciudadanos al tiempo que desarrollar una red de atención al adulto mayor y a los dependientes para optimizar así la red de camas de agudos
Financiar la Salud no en base a la economía cíclica sino en base de la economía estructural que atienda a una población, que tiene un determinado patrón epidemiológico a la que se ofrece unas determinadas promesas de valor que se traducen en un catálogo de prestaciones que en todo caso deben ser la variable de ajuste en función de los recursos disponibles.
No se puede esperar a la nueva Constitución, hay que avanzar ya en estas líneas pues es posible hacerlo hoy ya que es lo que realmente importa a los ciudadanos desencantados del fiasco del proceso constitucional y conscientes que en su día a día la seguridad y la Salud están en la primera línea de sus preocupaciones tal como ha demostrado el resultado de estas elecciones de hoy a constituyentes en que la victoria, en contra de lo que paso en las anteriores ha sido para la derecha y la extrema derecha complicando así el proyecto reformista del Presidente Boric.
Están muy bien las medidas que se quieren implementar (incremento del gasto público, eliminación de copagos, reducción de listas de espera, incremento de la productividad de los pabellones, universalización de la APS etc., etc.) tal como nos refiere el Dr. Quesada pero se ha de tener bien claro que es lo que realmente puede hacerlas efectivas tal como hemos tratado de explicar.
Las herramientas, los instrumentos, por si solos no cambian el modelo de Salud si estas herramientas no se colocan al servicio de un marco conceptual claro que les dé sentido y que en el caso Chile (¿y porque no también en España y en Argentina?) debe responder al principio de “mercado todo el posible y Estado todo el necesario”; fácil de decir y difícil de llevar a cabo.
Agradezco al Dr. Quesada su excelente trabajo que nos ilumina y nos hace reflexionar
10/05/2023
FRANCESC MOREU OROBITG