Métodos y sesgos cognitivos en la Bioética
El método por excelencia utilizado en el ámbito de la moral y, por tanto, de la forma habitual de proceder en los comités de ética asistencial, es la deliberación. Si nos fijamos en el origen etimológico de la palabra “deliberación”, veremos que proviene del latín “de-liberare” que es un verbo que significa pesar, ponderar. Al mismo tiempo, deliberar procede del término griego “boulesis” -traducido normalmente como diálogo, deliberación- que es citado por Aristóteles como una de las virtudes en su Ética a Nicómaco. La palabra “libra” (libra-ae), de igual modo nos remite al símbolo de la justicia que se representa iconográficamente con una balanza en la mano y una venda en los ojos. Por tanto, en los comités de ética sencillamente lo único que se hace, en última instancia, es pesar, ponderar argumentos a favor y en contra de un dilema moral desarrollado en un escenario clínico. Dicho de otra forma, se trata de considerar atenta y pormenorizadamente los pros y los contras, los beneficios y los perjuicios, y los motivos últimos que nos llevan a adoptar una determinada decisión moral. En otro sentido, podemos decir que es intentar resolver algo con premeditación y argumentos fundamentados tras una reflexión.
En el caso de los comités de ética asistencial, esta deliberación nos conduce a buscar diferentes opciones ante la necesidad de la toma de decisiones frente a un dilema o conflicto moral en el marco de la práctica clínica, pero analizadas o interpretadas a la luz de los principios bioéticos admitidos por la comunidad internacional (Autonomía, Beneficencia, No Maleficencia y Justicia) identificados como relevantes, previendo las consecuencias posibles y bajo el respeto de las personas implicadas. En ese proceso de deliberación es imprescindible “jerarquizar” los principios en función de cada caso y de cada conflicto moral.
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16/03/2018